En su estrategia de comunicación, el GDF insistió en la importancia de este programa de refinanciamiento y señaló que con los recursos que se liberarían se podrían realizar importantes obras de infraestructura en la ciudad. También mencionaron insistentemente el monto de los vencimientos de capital que se avecinaban y señalaron que habría que pagar 20 mil millones de pesos en amortizaciones de capital durante los próximos 5 años. Otra insistencia del Gobierno del DF fue que con el esquema de refinanciamiento se podrían ahorrar hasta 1,500 millones de pesos.
Por su parte, el Gobierno Federal había asumido una actitud de indiferencia ante esta solicitud y no fue sino hasta el penúltimo día posible, es decir, ayer, cuando el Presidente Calderón le dió instrucciones a la Secretaría de Hacienda para atender la solicitud del GDF. Esa misma tarde, la SHCP emitió un comunicado por demás doloso y de mala fé (manipulando la información para exagerar el crecimiento de la deuda) en el que condiciona el aval para el esquema de refinanciamiento y, de paso, hace una serie de observaciones críticas sobre el manejo financiero de la deuda en los gobiernos de la Cd. de México. Entre otras cosas, la SHCP señala que
El Gobierno de la ciudad enfrenta una situación de enorme endeudamiento que le obliga a pagar alrededor de veinte mil millones de pesos en los próximos cinco años y que no está en posibilidad de administrar sin comprometer las finanzas públicas de la Capital. La situación es de tal gravedad que ha hipotecado el futuro de la entidad y puesto en riesgo la viabilidad de la ciudad en el largo plazo. Para honrar esta enorme deuda el Gobierno de la ciudad requiere que se autorice una reestructuración de su deuda, rescatando la viabilidad de las finanzas públicas de la ciudad.
1) Si usamos la deuda como procentaje del PIB, se observa que en el caso del DF este cociente se ha reducido de 2.85 en el 2001 a 1.9% en el 2007.
2) Si se usa la deuda como porcentaje de las participaciones federales, se observa que en el caso del DF este cociente se ha reducido de 127.6% en 2001 a 98.4%.
3) Si se utiliza la deuda del DF como porcentaje de toda la deuda de las entidades federativas, se aprecia que entre 2000 y 2006, ésta se ha reducido de 32.7% a 25.6%.
Por supuesto, si se utiliza como periodo base 1997, las condiciones son distintas. Sin embargo, sobre este punto hay que hacer dos consideraciones: 1) Nadie nunca ha negado que la administración Cárdenas/Robles fue un desastre desde el punto de vista de las finanzas públicas del GDF y 2) En cualquier caso, el aumento de la deuda del DF en esa y en otras administraciones es, en última instancia, responsabilidad del Congreso, que es quién aprueba los techos de endeudamiento netos del GDF.
Así pues, el Gobierno Federal nuevamente recurre a la mentira para desacreditar a una administración local a la que le tiene una profunda animadversión. ¿Qué saldrá de todo esto? Muy pronto sabremos el desenlace de este episodio (se supone que las ofertas de los bancos para el refinanciamiento de la deuda del GDF se vencen hoy a medianoche, pero no parece haber ningún problema en volver a convocarlos y obtener condiciones similares a las que ya se habían recibido).
En cualquier caso, muy pronto espero retomar este tema y mencionar porque creo que en este tema Marcelo Ebrard ha cometido un doble error: uno político y uno financiero. También espero comentar porque el gran ganador de todo esto no es ni el Gobierno Federal, ni el Gobierno del Distrito Federal, ni los habitantes del DF. El único ganador de todo este sainete será, con toda seguridad, el ex-Secretario de Hacienda Pedro Aspe.