La siguiente gráfica proviene de un
informe reciente de la OCDE y muestra el crecimiento económico de México desde 1980 y su desempeño en relación a otras economías:
La primera gráfica muestra que hemos tenido dos períodos de bonanza en términos de ingresos por exportaciones petroleras: uno que acabó en 1985 y, el otro, empezó entre 2001 y 2002 y continúa hasta la fecha. En el primer período, los ingresos del petróleo nos permitieron crecer relativamente rápido de 1978 a 1981 aunque, durante el mismo periodo, se gestaron todos los problemas macroeconómicos ya conocidos: alta inflación, alto endeudamiento, apreciación cambiaria, etc. Ese primer periodo de bonanza petrolera generó la conocida crisis de la deuda de 1982, las devaluaciones de ese año (Febrero y Agosto) y dio lugar a la llamada "década perdida", caracterizada por un nulo crecimiento económico. La bonanza terminó cuando se colapsaron los precios del petróleo a mediados de 1985 y, como resultado de ello y de la pérdida de una importante fuente de recursos externos, México tuvo que entrar en un acelerado proceso de apertura económica.
El segundo periodo de bonanza (el cual aún sigue vigente), si bien se ha caracterizado por la estabilidad macroeconómica, también es cierto que se ha caracterizado por un crecimiento económico relativamente bajo (véase la segunda gráfica), un fuerte incremento en el gasto público corriente y una tremenda falta de inversión en muchas áreas relevantes para el desarrollo futuro del país: infraestructura, sector energético, educación, etc.
Así pues, me parece que antes de preocuparnos por sacar
nuestro "tesoro" (que expresión más cursi!) del fondo del mar (sólos, acompañados, en concesiones, en asociaciones o como sea), deberíamos saber para qué queremos el petróleo, qué vamos a hacer con esos ingresos adicionales, para qué queremos que Pemex, el Gobierno, el Sindicato Petrolero o las empresas que participen en la extracción de este tesoro tengan más recursos. Si no tenemos respuestas a estas preguntas, me parece que acabarse esos recursos relativamente pronto es lo peor que podríamos hacer desde un punto de vista de desarrollo económico de mediano o largo plazo y, sobre todo, desde un punto de vista intergeneracional.
En otras palabras, esa idea de que con los recursos petroleros que extraigamos del fondo del mar vamos a crecer más y mejor es, tristemente, un
mito.
No crecimos en el pasado cuando extrajimos el petróleo que estaba en aguas menos profundas y no veo porque vayamos a crecer con el petróleo que se extraiga de las aguas profundas o semiprofundas. Es claro que alguien se beneficiaría (y mucho) con ello (obviamente! si no, no estarían como perros en carnicería en este tema!), sin embargo, considero que no hay nada en la idea de extraer más petróleo del que ya extraemos, que me haga pensar que la mayoría de los mexicanos vamos a estar mejor con esos recursos que sin ellos.
Por lo anterior, creo que lo que se necesita en realidad es diseñar un programa de desarrollo económico del país de mediano y largo plazo (en donde tengamos claro en qué vamos a invertir, cómo vamos a distribuir los recursos, qué papel jugará el sindicato, que parte deberá pagar Pemex al fisco, etc.), deberemos también asegurarnos que los recursos petroleros serán usados de manera eficiente y productiva, habrá que asegurarse que se reinviertan los recursos necesarios para que Pemex siga siendo una empresa viable y, una vez logrado esto, entonces sí, ponernos a pensar cómo extraer los recursos del fondo del mar. Nada de eso, repito, nada de eso, pasa por la asociación con extranjeros o con el sector privado en la extracción de petróleo ni considera necesario compartir con empresas privadas o extranjeras la enorme renta petrolera que se obtiene de la extracción de estos recursos.
Lo anterior pasa, eso sí, por un cambio en el gobierno corporativo de Pemex, por un cambio en la relación fiscal entre Pemex y el Gobierno Federal, por un cambio en las relaciones entre Pemex y su sindicato (al cual,
by the way, los gobiernos panistas le han dado tanto o más recursos que los anteriores gobiernos priístas), por un cambio en la relación de Pemex con otro importante grupo extractor de rentas y que casi nunca se menciona: la burocracia petrolera y su caterva de contratistas asociados; y, por último, por un cambio en la perspectiva del Gobierno Federal sobre la estrategia de desarrollo del país. Mientras no hagamos ésto, extraer más recursos petroleros simplemente será una forma más de seguir dilapidando nuestra riqueza (
nuestro tesoro!), de posponer otras medidas igualmente importantes para el desarrollo del país y de salirnos por la tangente en el gran debate nacional.