Tuesday, January 02, 2007

AMLO visto por Monsiváis

Un fragmento del artículo de Carlos Monsiváis titulado "2006: El sorteo de la sobrevivencia" que apareció en el Suplemento Cultural Confabulario de El Universal el pasado sábado 30 de Diciembre y que, en mi opinión, hace un juicio objetivo de AMLO, en donde señala sus errores sin dejar de reconocer el odio, el sesgo y la animadversión generadas en su contra:

"Andrés Manuel López Obrador, AMLO o El Peje es un fenómeno de masas, con un carisma muy superior al de Calderón, así Calderón no tenga carisma. Egresado de Ciencias Políticas de la UNAM, político de tiempo completo, de temperamento calificado de autoritario (como el de Madrazo y el de Calderón, pero en esto nadie quiso fijarse, para qué), dado a improvisaciones no muy felices y a iniciativas desastrosas como el bloqueo del Paseo de la Reforma, López Obrador, sin embargo, es un excepcional líder de masas, que inspira entusiasmos y devociones, convoca a millones de personas, y le concede el 2 de julio a la izquierda política el electorado que ganó y perdió en 1988 y en los dos años siguientes, cuando no defendió a sus muertos, asesinados por la maquinaria del PRI y la obsesión revanchista de Salinas, y cuando el PRD se entregó a las delicias de la novedad del poder.

En 2006 AMLO comete errores muy significativos que sus enemigos (él sí no tiene adversarios) agigantan y distribuyen casi comercialmente. No es mala cosa convertir en objetos de consumo los malos momentos del personaje a destruir, y en este punto el equipo mercadológico de Calderón consigue su mayor éxito. (Su mayor fracaso: querer otorgarle características mesiánicas o simplemente triunfales a la imagen del candidato del PAN). El “¡Cállate Chachalaca!” dirigido a Fox, las críticas personalizadas a empresarios (no medir fuerzas es de alguna manera mentirle a sus partidarios en lo tocante a nociones de realidad), el endurecimiento del lenguaje corporal, algunos componentes de su equipo (algunos del PRI y bastantes “líderes” del PRD), el plantón o bloqueo, la ausencia del 30 por ciento de representantes del PRD en las casillas, las frases que se prestaban a la manipulación (el “Al diablo con sus instituciones”, en un minuto, gracias a la manipulación mediática, se vuelve “Al diablo con las instituciones”), el extraer de la asamblea del Zócalo las respuestas inducidas, el aceptar demasiadas veces las provocaciones, incluso de seres tan elementales como Fox, todo contribuye al aislamiento del Peje, aunque los quince millones de votos a su favor, más lo que le quitó la operación fraudulenta de varios meses, condimentada por los agentes “alquimistas” del SNTE el 2 de julio) notifican de una fuerza real, la que disminuye pero de ningún modo borra el silencio de ahora impuesto por los medios electrónicos y por las sensaciones de fracaso.

Se ha dicho hasta el cansancio (de quienes lo dicen): “El peor enemigo de López Obrador es López Obrador”. Esto, categóricamente, no es cierto. López Obrador, en efecto, no fue su “mejor amigo”, pero el peor y más eficaz enemigo resultó ser el previsible: la campaña de odio de varios años, el insertar el pánico moral en un sector de clases medias que vio en el Peje al enemigo de las instituciones, al negador del Estado de Derecho (entidad sólo violentada por AMLO, no por Fobaproa o el PRI o Fox), al que los iba a despojar de sus bienes, al demonio cuyo infierno destruirían los votos de la Gente Decente.


No todo el odio que se vertió y aún se vierte contra López Obrador lo auspicia la derecha política, religiosa y empresarial; también, y este fenómeno debe analizarse con cuidado, AMLO se dejó ver como adversario de la modernidad, y su partido, el inaudito PRD, tan poblado de facciones botineras, consolidó esta hipótesis. Si la raíz del odio al Peje es la protección cínica del neoliberalismo, también se localizan en la actitud de López Obrador, y en las maneras en que su discurso es reflejo o síntesis de su actitud, elementos que irritan a sectores no de extrema derecha ni ligados con el clasismo, ése que multiplicó los gritos de “¡Naco!”."

6 comments:

Anonymous said...

Gerardo,

Comparto tu opinión sobre el articulo de Monsiváis, creo que es bastante imparcial con relación a la actuación de el peje y del proceso per se, a pesar de que se omite la dimensión temporal de los hechos.
Si el articulo no fuera de Monsiváis -ya que en distintos momentos lo ha hecho explicito- diría que esta fuera de contexto o la reflexión llega bastante retrasada, porque hace una evaluación "en su justo medio" pero no actualizada. Es decir, ¿el líder de masas será capaz de mantener un debate nacional bajo los términos que ha propuesto? (ver http://www.amlo.org.mx/compromisos/) ¿que tanta participación e interés de la opinión publica será posible atraer a dicho debate?
Espero que, a pesar de la ausencia de reflectores, el peje pueda mantener ese vinculo mediático (sí así se le puede llamar) que tanto contacto le dio hacia/con la gente.

Saludos,
PJ

Anonymous said...

Predecible y brillante, al mismo tiempo.

Predecible. Por un lado, es la cantaleta de siempre de la "izquierda" mexicana: cubrir con los esponjados hojaldres de la autoridad moral sus derrotas políticas; hacer del victimismo un sinónimo de grandeza; engujar sus lágrimas en los defectos de sus adversarios.

Brillante. Porque hace autocrítica en serio (y no con la boca chica, como otros); porque reconoce que el "pueblo" no es una ente plano ni uniforme; porque admite la posibilidad de una oposición legítima a su propio proyecto.

En suma, el Monsiváis más paradigmático: mente de luces y sombras, de más ocurrencias que ideas (Octavio Paz), de compromisos sólidos, consistentes, pero sobre todo... de siempre corregir a destiempo.

Gerardo Esquivel said...

Estimad@ C.:

Vienes más amargo que de costumbre. Al parecer, el descanso navideño no te ha sentado muy bien. Veo que, como casi siempre, nada te parece: si uno calla, porque calla; si uno habla porque dice uno lo que dice. En fin ...

Sólo un comentario: no veo en donde está el sinónimo de grandeza del que hablas, tampoco veo cuál es la corrección a destiempo a la que te refieres (te recuerdo que CM criticó el plantón desde el primer momento). En todo caso, CM, a diferencia de otros, no se está deslindado de AMLO ni de su proyecto. Me parece que, por el contrario, éstas son precisamente el tipo de reflexiones que deben hacerse sino uno quiere ver hacia el futuro y no hacia el pasado. Lo que en todo caso me llama la atención es que no he visto ninguna reflexión similar desde el otro lado de las posiciones políticas ni sobre este tema, ni sobre el encono social desatado por "la derecha", ni sobre ningún otro tema relacionado. Al parecer, la autocomplacencia está en otro lado.

Anonymous said...

Gerardo,

El "descanso navideño" me sentó muy bien, gracias. Y sí, efectivamente, compartimos la virtud de la inconformidad. También a mi me molesta cuando la genta calla cuando debería hablar, y también me molesta que cuando hable o actúe sea oportunista, tramposa, o autoindulgente. Igual y soy, como dijo Fox, uno de tantos "renegados" que habemos por ahí. Me extraña que te llame tanto la atención, pues siempre creí que eras uno de los nuestros (de eso trata la mayor parte de los posts de tu blog --de hablar cuando hay un silencio que no podemos tolerar o cuando alguien dice o hace algo no te parece-- o no?).

Como sea, aquí te dejo un par de ejemplos de lo que dije:

HACER DEL VICTIMISMO SINÓNIMO DE GRANDEZA (esto viene en partes del artículo que tú no citaste):

1. "El entierro de la izquierda (sinónimo estricto de la derrota de López Obrador) entroniza a la pléyade de la derecha, todos gente de cultura y ciudadanos virtuosos, y así debe ser porque nada han dicho en su contra los mismos que, ante el aplauso implícito del IFE, calificaron reiteradamente a AMLO de “peligro para México”.
Oséase que, ironías aparte, "nos ganaron, pero la cultura y la virtud somos (seguimos siendo) nosotros".

2. "Ahora el auge de la ultraderecha parece de largo alcance, endulzado por los métodos de la hipocresía que masifica los desmentidos (“No quisimos decir eso, no citen a la realidad fuera de contexto”). Sin embargo, si uno observa su ineptitud, su anacronismo notable, su desconocimiento de la historia, su fundamentalismo, la risa que emiten no será la última que se escuche".
Ya de una vez que diga "bienaventurados los que perdimos, porque de nosotros será el reino de los cielos".

CORRECCIÓN A DESTIEMPO
Si, Monsiváis fue de los que se opuso desde un principio al plantón. Pero ¿qué dijo en su momento de: "el “¡Cállate Chachalaca!” dirigido a Fox, las críticas personalizadas a empresarios (no medir fuerzas es de alguna manera mentirle a sus partidarios en lo tocante a nociones de realidad), el endurecimiento del lenguaje corporal, algunos componentes de su equipo (algunos del PRI y bastantes “líderes” del PRD), [...] la ausencia del 30 por ciento de representantes del PRD en las casillas, las frases que se prestaban a la manipulación (el “Al diablo con sus instituciones”, en un minuto, gracias a la manipulación mediática, se vuelve “Al diablo con las instituciones”), el extraer de la asamblea del Zócalo las respuestas inducidas, el aceptar demasiadas veces las provocaciones, incluso de seres tan elementales como Fox [...] (de que) AMLO se dejó ver como adversario de la modernidad, y su partido, el inaudito PRD, tan poblado de facciones botineras, consolidó esta hipótesis"...
¿A poco tuvieron que pasar 6 meses para que Monsiváis cayera en la cuenta de todo eso? (cuando el mismo fue comparsa de AMLO en aquello de, exquisito eufemismo, "extraer de la asamblea del Zócalo respuestas inducidas").
¡Por favor!

Hace tiempo que José Antonio Aguilar publicó un muy útil compendio (en este momento se me escapa el nombre de la publicación donde apareció) de la reiterada impuntualidad de Monsiváis a la hora de hacer cuentas con la realidad. (Si algún lector de este blog tiene acceso a dicho artículo, sería magnífico que nos proporcionara el link).

Insisto, hay muchas cosas valiosas en el artículo de Monsiváis. Curiosamente --hablando de "amargos"-- tu réplica solamente se enfoca en la parte que dice "predecible" de mi comentario, no en la que dice "brillante").

Saludos,

c.

Postdata. Lamentablemente (es odioso admitirlo, pero sería estúpido no darse cuenta de ello) los vencedores siempre se dan el lujo de la autocomplacencia. Los vencidos tienen, en ese sentido, una ventaja táctica: están en una posición inmejorable para aprender de sus errores, cosa que los vencedores, por su propio triunfo, difícilmente saben hacer. Ojala que ahora sí sepamos aprovechar, en serio, esa ventaja... y no pasemos otros 6 años no sabiendo ni por dónde nos ensartaron.

Gerardo Esquivel said...

Estimado C.:

Lo de "amargo" y lo del "descanso navideño" no eran agresiones. Trataron de ser, aunque obviamente no lo lograron, manifestaciones hasta cierto punto afectuosas. C. Hitchens en su excelente libro "Letters to a Young Contrarian" dice que el término "angry young man" es en cierta medida "affectionate" aunque, debo reconocerlo, condescendiente. Por otro lado, considero que, en efecto, si estamos del mismo lado, de los que tu llamas "renegados" o los que Hitchens llama "contrarians". En fin, no era mi intención agredirte o algo así.

Una vez hecha esa aclaración, paso a comentar tus puntos:

1) Sigo sin estar de acuerdo en lo del Victimismo como un Sinònimo de Grandeza. De la parte que tu citas, creo que no se puede concluir que "nos ganaron, pero la cultura y la virtud somos (seguimos siendo) nosotros". [Cabe señalar que lo que está entre comillas, son expresiones tuyas y no de Monsiváis]. Se trata de un típico silogismo.
Lo mismo aplica para tu segunda conclusión: "Ya de una vez que diga "bienaventurados los que perdimos, porque de nosotros será el reino de los cielos"." Creo que no se puede inferir lo anterior de la cita de CM.

2) Tienes parcialmente razón cuando te refieres a la corrección a destiempo de CM sobre algunos temas (no sobre todos, by the way, porque en algunos casos CM si fue crítico de algunos aspectos de la campaña). Sin embargo, yo me refería básicamente al hecho de que el artículo de CM no es un deslinde de AMLO y su proyecto, pero sí de una crítica a la estrategia y actitud durane el proceso electoral. En efecto, quizá la crítica es tardía, pero no por ello deja de tener un cierto valor. Finalmente, la aparente falta de autocrítica de la izquierda ha sido uno de los temas más recurrentes en este periodo poselectoral (veáse, por ejemplo, el artículo más reciente de Jesús Silva Herzog Márquez).

Sobre otras posiciones politicas de CM no soy yo quien va a defenderlo. CM ha sostenido muchísimas veces posiciones con las cuales discrepo ampliamente, aunque obviamente no es el caso con esta evaluación que el hace ahora de AMLO.

3) Tienes toda la razón con respecto a que la autocomplacencia es en algún sentido consustancial a la victoria. Sin embargo, no por ello debemos dejar de señalarla. Esa autocomplacencia es lo que finalmente podría traducirse en otros seis años más de estancamiento y desilusión para el país. Ya nos pasó con Fox, esperemos que no pase ahora con FC.

Anonymous said...

Estimado camarada "contrarian" (se agradece la referencia a Hitchens):

En cuanto a nuestras valoraciones del artículo de Monsiváis, estamos de acuerdo en que se trata de una reflexión valiosa, pero creo que tendremos que "agree to disagree" en lo demás.

Un saludo cordial,

C.