Empecemos por lo que no fue el 1 de Diciembre:
No fue un intento de golpe de estado. Quien crea eso realmente está exagerando la dimensión de lo ocurrido en esa fecha. Esta aclaración, que podría parecer un tanto innecesaria, no lo es para un usualmente lúcido analista de la realidad mexicana, Jesús Silva-Herzog Márquez, ya que según lo escribió en
su artículo de ayer:
"El intento perredista debe ser nombrado con sus ocho letras: golpismo. No merece otro nombre el afán de imponer por la fuerza una crisis institucional. Federico Reyes Heroles lo adelantó hace una semana: seríamos testigos del intento de un golpe de estado. En efecto, eso fue lo que vimos. Se intentó romper el orden democrático. Por eso es encomiable la tenacidad de los panistas, la conducta de los priistas y la determinación del presidente entrante."
A JSHM le puede parecer todo lo encomiable que quiera la tenacidad de los panistas, la conducta de los priistas y la determinación de Felipe Calderón (ya en otros artículos ha demostrado su entusiasmo por la nueva administración y su animadversión por Lopez Obrador y todo lo que se le relacione), pero de eso a que hayamos sido testigos de un intento de golpe de estado hay un mar de diferencia. Es claro que si así hubiera sido, los diputados perredistas hubieran podido ser mucho más agresivos (algunos de ellos ya han dado claras muestras de su capacidad en esas lides) y la toma de posesión pudiera no haber ocurrido o hubiera tenido lugar en un ambiente mucho más tenso de lo que en realidad ocurrió y seguramente la situación se habría traducido en violencia física. No debe quedar la impresión de que estoy diciendo que la situación hubiera sido algo deseable o que sea algo de lo que debamos ufanarnos, pero si creo que no hay que sobredimensionar lo ocurrido.
Si lo que ocurrió fue algo deseable o no, no debería ser el tema de la discusión. Yo creo que ante el agravio de un sector de la población, no es inconcebible que ocurriera un acto como el que vimos el 1 de Diciembre y, en ese caso, lo que debió de haberse evitado en una primera instancia era en todo caso el agravio que percibe ese sector de la población. No justifico lo ocurrido, pero entiendo las razones que llevaron a esta situación.
Ahora, que fue lo que si ocurrió: todo parece indicar que lo que presenciamos ese día fue el resultado de una
negociación intensa entre panistas y perredistas. Así, los perredistas pudieron haber puesto en la balanza tres escenarios posibles: 1) una toma de posesión pacífica, sin protestas, con el Presidente Fox como testigo, con lo que se dejaría la impresión de un ambiente poselectoral sin resabios y con un aire de normalidad democrática, o bien, 2) una segunda opción que implicaría presionar y tratar de forzar a Felipe Calderón a asistir a una toma de protesta ríspida, quizá sin la presencia del Presidente Fox, en un escenario alterno, de tal forma que se garantizara cumplir con la forma y el mandato constitucional pero sin dejar de reconocer el sentimiento de agravio por lo ocurrido a lo largo de todo el proceso electoral y, finalmente, 3) una posición extrema que realmente planteaba impedir la toma de posesión de FC a como diera lugar (esta sí, con una implicación antidemocrática).
Es obvio que la primera opción era inviable ante el sentimiento de agravio de todos conocido, por lo que era fácilmente descartable. Sin embargo, la tercera opción tampoco era viable. Eso implicaba quizá el suicidio político del PRD y de su causa. Por eso lo que vimos fue una protesta moderada, donde se dejó abierta una puerta (la de atrás) para que pudieran entrar por ahi tanto el Presidente saliente como el entrante (valga la redundancia). Este hecho no fue, como han querido hacer creer algunos medios, el resultado de una astucia política de los diputados del PAN, y no fue tampoco un error de cálculo de los congresistas del PRD (quizá haya algunos que no sean muy listos, pero hay muchos que son sumamente astutos). El acuerdo pues, fue una solución de consenso, en la que cada quien cedió un poco (como suele ocurrir en el arte de la política). Si no fue así, como podríamos explicarnos que los diputados del PRD que estaban en la Tribuna se hayan bajado tan tranquilos en la madrugada, o cómo explicar la relativa moderación en el comportamiento de los diputados, etc. Así pues, lo que vimos no fue otra cosa sino el resultado de una negociación política en donde cada quien cree haber obtenido algo y donde cada quien cedió algo. De esta manera, cada uno puede hacer la lectura que desee del desenlace de ese día y, en efecto, así ha sido. Dado lo anterior, no estoy de acuerdo con Luis Felipe cuando dice que ganó el PAN esa batalla. Mi lectura de lo ocurrido ese día es de un equilibrio entre las dos fuerzas en disputa, en donde se privilegió mantener el orden constitucional.
Ahora, en lo que si estoy de acuerdo, es que la batalla en los medios la volvió a ganar el PAN. Así, los artículistas y comentaristas de noticias que empatizan con el PAN se apresuraron a declarar victorioso a FC en este proceso. Por ejemplo, Federico Reyes Heroles en un
articulo realmente zalamero publicado el día de ayer, en donde descubre en Felipe Calderón al estadista que tanta falta nos hacía, escribió cosas como las siguientes:
"Calderón propuso mirar para enfrente. ... Calderón matizó con oficio.... Calderón ofreció gobierno para todos y diálogo para quien lo quiera. ... Calderón llegó por la puerta trasera y sorprendió a todos. Si cumple, saldrá por la de enfrente. ... Mediana estatura y gran seriedad. ...En Calderón no hay distracción exterior: es un mortal de a pie, vestido de mortal de a pie. ... Calderón comenzó rescatando a la palabra como instrumento de concordia y no de rencor. Calderón es estudioso y sabe qué quiere. ... Calderón comenzó cumpliendo con la cita de violencia anunciada. .. Calderón comenzó con un reconocimiento a las Fuerzas Armadas y en general a las instituciones. .. Calderón no tuvo el menor empacho en hablar de las madres solteras e invocar a Juárez."
Otros observadores, menos subjetivos, como es el caso del periodista de Univisión, Jorge Ramos, vieron algo completamente diferente: de acuerdo a su artículo de ayer titulado "
Por la puerta de atrás" (
noten que el artículo consta de 3 páginas), Jorge Ramos enfatiza las causas fundamentales del deterioro en el ambiente político y señala los riesgos de minimizar las diferencias entre los diversos grupos de la sociedad. En mi opinión, considero que este artículo ilustra muy bien las diferencias en la cobertura periodística de los medios mexicanos y la de los medios extranjeros, e identifica correctamente los problemas de fondo que están enturbiando, y pueden enturbiar aun más, el entorno político en el país.
Así pues, lo que vimos el 1 de Diciembre no fue un agravio a las instituciones, fue el resultado de un acuerdo político en un contexto francamente dividido, donde se privilegió el cumplimiento del orden institucional. Más allá de eso, el riesgo verdadero en el que estamos cayendo es en el de la censura televisada (ya mucho han escrito sobre las sandeces que expresaba la conductora oficial: "el ambiente en la sala de sesiones es de calma.." y "Tranquilidad, certeza de que empieza un sexenio como debe ser con
mano dura, con el pie derecho..."), el de la cerrazón de los medios y una cierta tendencia a caer en actos de soberbia y a minimizar u olvidarse de los adversarios políticos. Esperemos que este entorno social cambie pronto y, sobre todo, para bien.